domingo, 6 de junio de 2010

HOY ME SENTE AL PIANO

Hoy me senté al piano
Hoy me senté al piano y comencé a escribir las ultimas notas que dibujaban tu imagen en mi vida y en mis canciones, hoy decidí dejar de volar atado a tu alma, hoy decidí sacarte de mi cuarto, del despertar de mis mañanas, de mis recuerdos, del miedo al futuro si tu no estabas en el, hoy lave mis manos como un acto redentor y deje que el agua se llevara el roce de tu piel que aun habitaba en mí, la vida es extraña, como de pronto nos atrapa en la desesperación de pensar que nada será posible después de un fracaso y escribiendo estas notas de ruta que serán las que acompañaran las canciones en viaje y que palabra a palabra han ido construyendo este destino de escenarios y que serán el mapa de las melodías que acompañaran el disco , me di cuenta que estaba sin salida, en un instante que a veces nos enfrentamos a pensar que nada nuevo tendrá sentido, que nada puede reemplazar los sueños que existieron, pero la mejor lección de todo es que cada nota nueva toma el sentido de un nuevo destino, que los elementos son perfectos para encontrar nuevos sitios donde se desate la maravilla de las cosas que otorgan razón de vivir, porque vivir es una apuesta rara, porque cuando crees haber acertado a todos los números ganadores, resulta que leíste mal los resultados y no eres el ganador y que apostar de nuevo a otros aciertos, será lo que te queda por hacer, y nuevas escenas, nuevos aplausos y nuevas caras que reconocer en la larga lista de seres blancos y oscuros que pasaran por esta última etapa del trayecto. Ahí estaba con ciertas notas tenues cuando surgió de la nada la canción “ciertamente como tú” y fue como si una vos superior me estuviera diciendo que es la vida, haciendo aparecer como un sortilegio las notas perfectas y construyendo los versos, colocándome de nuevo en el camino, haciéndome abandonar la orilla de la nostalgia y las ganas de empezar de nuevo el juego me hizo respirar profundo y decirme que esto será hasta el último aliento, hasta el último movimiento de mis manos, hasta los últimos segundos que se me permita encontrarme con la mañana, porque si hoy cortara mis venas estoy seguro que de ellas caerían letras doradas, fusas y corcheas, dolores perdidos y no confesados, algunos te quiero guardados por miedo y estupidez al riesgo De soñar conscientemente con la belleza. Entonces he de dar gracias a los dioses del Olimpo por otorgarme el privilegio de poder dejar en silencio, sin estridencias ni arrebatos, todos los sueños posibles en el alma de otros caminantes de la ruta..

No hay comentarios:

Publicar un comentario